jueves, 29 de julio de 2010

Bandoleros catalanes, ¿justos?







1836-1837-Paris-Dubochet

DON QUIJOTE DE LA MANCHA. CAPÍTULO 2.60

Seis días después de abandonar la venta, DQ y S deciden  encaminarse a Barcelona sin tocar Zaragoza. Nada digno de ser contado. Como si todas las aventuras de Aragón ya las hubiera narrado Avellaneda con antelación. Es la maldición del autor, el castigo por el plagio. Cervantes no quiere que les ocurra nada más en la tierra del autor falsario, en contraste con la entrada en Cataluña, preñada de aventuras.

La escena de la pelea de DQ y S crea malestar en el lector de espíritu más recio. La escena se culmina de noche. S, que se retira a cumplir la penitencia de los azotes, se topa sin querer con unos pies colgando de una encina que bailan al son de la orquesta que toca la música del vals de los ahorcados: bandoleros ajusticiados. Aparecen Roque Guinart, famoso bandido de la época; Claudia Jerónimo, que trae consigo la sangre, la muerte violenta y una visión paternalista, altruista y solidaria del bandolerismo al relato. Asimismo, el camino les da la oportunidad de toparse con gentes que van a embarcarse al gran puerto del Mediterráneo.

En una fresca mañana del mes de junio, salen de la venta nuestros héroes camino de Barcelona. La preocupación de las cosas por hacer provocan el insomnio de DQ. Desesperado por la tardanza, indolencia de S en propinarse los azotes, pretende acelerar el proceso del azotamiento suministrándole unos dos mil a cuenta y así acortar el tiempo de Dulcinea encantada que a su parecer ya se le alargaba, que no es el mismo parecer que el de S que lo impide, dejándole claro a su amo que sólo sirven los azotes que son voluntarios y cuentan los de mosqueo.




1742-London

 
DQ no está de acuerdo. Intenta azotarle con la rienda de Rocinante, pero S se rebela. No accede y S, crecido, pelea con su amo llegando a decir : "Yo soy mi señor", grito revolucionario del que no se somete a órdenes. Sin embargo, DQ se deja vencer por su escudero sin oposición por vez primera. S tiembla de miedo en la escena siguiente. En ella se retira a darse una tanda de azotes cuando los pies de los ahorcados le dan en la cabeza y suplica el amparo de su amo a gritos. Éste le apunta que la justicia los cuelga de veinte en veinte en Cataluña.



1905-1908 Madrid
Al amanecer, cuarenta bandoleros de los vivos los cercan, los pillan por sorpresa sin que DQ tenga la oportunidad de empuñar las armas. Habrían desplumado a S de no ser por su jefe, Roque, que se lo impide. Se lamenta DQ de que lo hayan pillado con la guardia baja. No habría sido tan fácil reducirle si hubiera estado vigilante, como así le obliga la caballería andante. Roque achaca la condición de DQ más a locura que a valentía.

A caballo aparece Claudia, hija de Simón Forte y ultrajada por Vicente Torrellas, de una banda rival, que viola, requebrola, hablole, enamorola, prometiole matrimonio, olvidósele la promesa y matole justo el día antes de consumar el ultraje "abriéndole las puertas por donde envueltas en su sangre saliese mi honra". Le ruega que la pase a Francia donde tiene parientes y que no permita la venganza sobre su familia. Roque quiere cerciorarse primero de la muerte de Vicente. DQ, apoyado por S, se ofrece a defenderla, algo que Roque no tiene en consideración, dejándonos la estampa de DQ relegado de protagonismo, simple comparsa de la historia.



1938-Paris-Secretaire

En el lugar de los hechos hallan sangre y a sus criados que lo transportan aún vivo, pero pidiendo que lo dejen morir. Vicente desmiente que él fuera a casarse con Leonora y le pide la mano en señal de desagravio. Se desmayan ambos sobre la sangre. El ya no vuelve del mortal "parasismo", se le acabó la vida. Se le saltan las lágrimas al forajido curtido en mil batallas. Claudia, sin salir de sus desmayos, confiesa sus deseos de profesar. No acepta el ofrecimiento de Roque de acompañarla. Los criados se llevan el cadáver y el bandido vuelve con los suyos a tiempo de escuchar los consejos de DQ a sus hombres, relativos a abandonar esa vida tan peligrosa. Clamaba en el desierto DQ al tratar con gente tan "rústica y desbaratada" que a punto estuvo de golpear con el mocho de su arcaduz a S que reclamaba los tres tocadores valiosos para su amo. S promete no volver a abrir la boca en el tiempo que estén entre ladrones. Sólo la intervención del jefe impide el castigo al escudero al exclamar: " Es tan buena la justicia, que es necesaria que se use aun entre los mesmos ladrones" al ser testigo del reparto tan equitativo del botín.

Roque sonríe ante el ofrecimiento de DQ de unirse a su oficio de caballero andante con el fin de acelerar el proceso de curación de bandido. El hidalgo ha debido de intuir algún indicio de continuación de la saga de caballero andante al hacer de confidente de las causas, ansias de venganza, que abocaron al bandolero a echarse al monte, a un modo de vida tan inquieto y sobresaltado.

Todavía un último episodio que tiene como protagonistas y víctimas de los bandidos unos personajes que van a Barcelona a embarcarse con destino a Italia. Entre ellos está la mujer y una hija del virrey de Nápoles, dos capitanes de infantería y unos peregrinos que a pie se dirigen a Roma. A todos se les trata y despluma según el recto parecer de los ladrones, excepto a los peregrinos que reciben en el reparto. También S, que acepta diez escudos para que haga de cronista favorable (oficio antiguo el de los "trincones" del sobre).

A uno de los bandidos que expresa su desacuerdo con el reparto, le abre Roque la cabeza en dos como una calabaza por deslenguado y atrevido. Seguidamente se retira a escribir una carta de salvoconducto para DQ y S en su camino a Barcelona. Quiere que el solazamiento con su gracia sea monopolio de su bando, aunque confiese las escasas posibilidades de que no sea general. Convertir a DQ y S en el hazmerreír de la malsana curiosidad ciudadana solo se le podia ocurrir a forajidos catalanes, en similitud con la prohibición de la nada que estos días han legislado, porque la nada es promulgar con gravedad episcopal leyes solemnes en contra de no más de una docena de corridas de toros al año en la Monumental de Barcelona. El verdadero daño a los toros bravos ya estaba hecho de antes, efectuado de manera emboscada y traicionera durante más de veinte de jordipujolismo. 


1938-Paris-Secretaire

Este comentario pertenece al grupo de lectura del Quijote que coordina y dirige desde La Acequia el profesor D. Pedro Ojeda Escudero. Sigo sin Internet en casa por obras, seguiré haciendo los resúmenes del Quijote y subiéndolos cuando pueda, pero no podré comentar en los vuestros. Cuando esto termine, esperemos que todo pueda volver a la normalidad. Este lo subo desde un ciber en el Algarve donde las cosas del ordenador no son iguales .

jueves, 22 de julio de 2010

Melancolía de don Quijote y el plagio que los afirma

1989-Mainz-Krahenwinkel


DON QUIJOTE DE LA MANCHA. CAPÍTULO 2.59

La acción se localiza en un prado y una venta. El prado cuenta con yerba abundosa para Rocinante y el rucio y una fuente de agua limpia y clara donde DQ se alivia del atropellamiento de los toros bravos.

El capítulo ocupa dos noches con sus días correspondientes. Se preocupa el autor de indicarnos los detalles de la manutención y alojamiento. Comen bien de las alforjas de S y de lo que hay en la venta mal provista, como correspondía en la época. Duermen profundo y largo en el prado y poco en la fonda porque El Quijote de Avellaneda les entretiene gran parte de la noche.

Cervantes nos cuenta más cosas novedosas que representan una evolución en la manera de pensar y comportamiento del hidalgo: DQ no achaca a los encantadores el molimiento de la manada de toros, cabrestos y caballos y las ventas ya no son castillos, seguramente como consecuencia de las burlas continuadas de los duques que le abrieron los ojos.

1964-Madrid-Nacional

En efecto, pisoteados y atropellados por una manada de toros bravos, DQ y S pasan el resto del día en una atmósfera de melancólica tristeza, lamiendo sus magulladuras a orillas de una fuente de agua limpia y clara. Cenan de las alforjas de S. DQ se siente tan afectado por la derrota que no se ve con fuerzas para seguir. Impotente ante la realidad de unos animales "inmundos y soeces" que le pisan y acocean, le pide a S que le deje morir. S come, hace por la vida del condumio de las alforjas. Le ruega a su amo que coma y duerma en el colchón del raso; la mañana traerá alivio a sus penas. Lo único que le aliviará será una tanda de azotes a cuenta para desencantar a Dulcinea. S le pide calma y paciencia que "hasta la muerte todo es vida", tiempo habrá de cumplir la promesa.


DQ comió poco, S mucho y ambos despertaron tarde. Se pusieron de nuevo en camino hasta una venta, no castillo. Cenan de lo que hay en ella después de que un intercambio con el ventero, compañero de olla y vino, sacara de sus casillas el hambre de S.

1905-NewYork-Crowell


Con sólo un tabique por medio, DQ oye cómo dos lectores del Quijote de Avellaneda, Don Juan y Don Jerónimo, lo tildan de disparate. Cómo su calidad no resiste comparación con la primera parte del Quijote. Cuando el hidalgo oye que en ese libro él está desenamorado de Dulcinea, en voz alta desafía al que eso diga porque : " la sin par Dulcinea del Toboso ni puede ser olvidada, ni en don Quijote puede caber olvido".


Los dos caballeros pasan a saludar al hidalgo y escudero. Le ofrecen el libro a DQ que sólo hojea y desprecia por su estilo flojo, baja calidad literaria e incorrección en el apellido de Teresa. Oído lo cual, S le pide que mire si a él le han cambiado también el nombre. Le informan que lo retrata de simple sin gracia y comedor.

DQ acepta la invitación de los caballeros para cenar con ellos que le sonsacan que Dulcinea está entera y la historia de su encantamiento. Ellos se quedan admirados de la cordura que muestra el narrador allí presente.

1938-Paris-Secretaire


Cuando S ha dejado al ventero "hecho equis", se interesa ante los caballeros si además de tragón, le tildan también de borracho. Al confirmárselo, afirma que deben ser diferentes personajes de los descritos por Cide: "mi amo, valiente, discreto y enamorado; y yo, simple gracioso, y no comedor ni borracho". Tercia DQ diciendo: "Retráteme el que quisiere, pero no me maltrate."


A continuación, DQ decide no marchar a Zaragoza al enterarse de que ya lo ha narrado Avellaneda. Otra nueva muestra del talento de Cervantes que hace literatura de la ficción de otro. El plagio le hace girar la novela poniendo rumbo a Barcelona a instancias de don Jerónimo, simple lector del apócrifo, suponiendo todo ello una reafirmación de nuestros personajes en su historia, basada en su capacidad de improvisación y autonomía.

Este comentario pertenece al grupo de lectura del Quijote que coordina y dirige desde La Acequia el profesor D. Pedro Ojeda Escudero. Sigo sin Internet en casa por obras, seguiré haciendo los resúmenes del Quijote y subiéndolos cuando pueda, pero no podré comentar en los vuestros. Cuando esto termine, esperemos que todo pueda volver a la normalidad.

jueves, 15 de julio de 2010

Embestidos y pisoteados

Eutimio Sánchez Rubio


DON QUIJOTE DE LA MANCHA. CAPÍTULO 2.58

El autor engarza tres aventuras. Recurre a la temática caballeresca, pastoril y a la realidad del camino para dotarlas d
e contenido. Las aventuras nos hablan de caballeros andantes del cristianismo que "lucharon a lo divino"; una arcadia de pastores y zagalas que invitan a DQ y S a pararse y comer con ellos y un atropello de toros, cabrestos y caballos como respuesta al ofrecimiento del hidalgo de sustentar la belleza de aquellas doncellas por el camino.

El capítulo nos ha dejado antes un compendio de los principios que DQ ha defendido a lo largo de la obra: su concepto de libertad, los dos tipos de hermosura, el amor, el agradecimiento, la ambigüedad locura - cordura en su comportamiento y el orgullo que siente por la fama de sus hazañas, recogidas en un libro. Todo ello transcurre de modo natural en el curso de unos diálogos deliciosos entre amo y criado.

Nuevamente el contraste de un texto bucólico y la realidad mostrenca del camino, ocupado por una manada de toros bravos que preparan para un encierro, que no entiende de finas irrealidades cortesanas ni de arcadias paradisíacas, dejan a nuestros protagonistas atropellados y pisoteados al intentar defender su verdad.

La libertad que echó de menos en el castillo le hizo sentirse en las estrecheces del hambre. Libre de burlas y de duques y libre también de parecer pobre, le hacen valorar más un pedazo de pan, libre igualmente de obligaciones y agradecimientos.

S le echa en cara su contradicción cuando el agradecimiento siempre ha sido uno de los principios más valorados. Él no puede por menos de dar las gracias por los dosc ientos escudos recibidos que no le estorbarán en caso de necesidad.

Habían andado una legua de camino, ven una docena de hombres comiendo y unas sábanas que cubren las imágenes de cuatro santos principales por combatir a lo divino mientras él lo hace a lo humano. Para DQ es buen presagio toparse con estos santos y caballeros por la similitud de oficio.

S reconoce que esta aventura " ha sido una de las más suaves y dulces que en todo el discurso de nuestra peregrinación nos ha sucedido" por no haber salido ni hambrientos ni apaleados de ella.

Seguidamente, S se interesa por el dicho "Santiago y cierra España". No ve la razón de cerrar algo que no parece estar abierto. DQ no le aclara la expresión, pero sí le explica que Santiago es el patrón que Dios ha concedido a España como ayuda externa en caso de que las cosas se pongan feas en la batalla.

A continuación, el escudero saca el tema de la desenvoltura de Altisidora: las saetas del amor parecen afilarse con su desvergüenza y falta de recato. Argumenta el hidalgo que el amor es como la muerte que a todos toca. A la doncella quitó el temor y la verguenza, a él confundió. S no entiende qué pudo ver la doncella en su amo que tanto la enamorara, tanta carencia de atractivo físico no puede responder más que a burla y fingimiento. DQ le aclara que la hermosura es de dos tipos: la del alma, no carece de ella; la del cuerpo, reconoce que no es hermoso, pero tampoco disforme. DQ echa la culpa a los encantadores que le persiguen; castigan al hidalgo como venganza por su comportamiento con Altisidora.

1902-New-York-Dent

Unas redes de hilo verde, tendidas por dos zagalas cuya visión "hizo parar el sol para verlas" , enredaron a DQ. Ellas le ruegan que no rompa la red. El promete no hacerlo aunque ocupen la redondez de la tierra. Ellas le invitan a escuchar la velada que tienen organizada con poemas de Garcilaso y Camoens. El caballero andante se presenta y al escudero también le gusta que lo reconozcan.

Un hermano de una de las pastoras, que también ha leído su historia, y treinta más se unen al ojeo de los pajarillos que caen en la red.

1771-Berlin

Alzados los manteles, DQ quiere agradecer el agasajo como puede. La contribución de S le vale una dura reprimenda de su amo: "¿ Es posible ¡oh Sancho!, que haya en todo el orbe alguna persona que diga que no eres tonto, aforrado de lo mismo, con no sé qué ribetes de malicioso y de bellaco?".

1833-Roma-Gentilucci

Salidos al camino, por dos veces hirió el aire DQ con sus palabras de exaltación de la belleza de las dos zagalas en cumplimiento de su promesa. Nadie parece oírle. La suerte que se encamina a mejor, hace que por el camino aparezca una muchedumbre de hombres a caballo. Todos se apartan menos el hidalgo. S escondido tras las ancas de Rocinante. Los cuatro son atropellados. DQ se repone al tiempo que vuelve a retar a la tropa. Sólo el cansancio le detiene. Sin despedirse de la Arcadia y con la vergüenza que a Altisidora le faltara prosiguen el camino.

Este comentario pertenece al grupo de lectura del Quijote que coordina y dirige desde La Acequia el profesor D. Pedro Ojeda Escudero. Sigo sin Internet en casa por obras, seguiré haciendo los resúmenes del Quijote y subiéndolos cuando pueda, pero no podré comentar en los vuestros. Cuando esto termine, esperemos que todo pueda volver a la normalidad.

jueves, 8 de julio de 2010

Resumiendo

1964-Madrid-Nacional

DON QUIJOTE DE LA MANCHA. CAPÍTULO 2.57

La estancia en el castillo que comenzara en el capítulo treinta se da por terminada veintisiete más tarde con la decisión de DQ de abandonar la vida impropia de un caballero andante, de reanudar la marcha en dirección a Zaragoza. Le remordía la conciencia de la vida regalada del castillo, habiendo tanta necesidad de la fuerza de su brazo fuera.

El capítulo es breve de extensión, pero intenso de contenido. Tiene lugar en el patio del castillo con los protagonistas y sus monturas listos para marchar. La intervención de Altisidora desenvuelta, sin pasar los límites de la discreción, le sirve a Cervantes para resaltar, a modo de resumen de la estancia, dos aspectos que no son nuevos: la honestidad de S y el atractivo que para ellas tiene DQ.

Antes, sólo un comentario de S sobre las cartas de Teresa en las que hace hincapié en la ausencia de corrupción de su gobierno. Vuelve a incidir en ello, poniendo especial cuidado en dejar clara su honestidad, como también hará luego en el asunto de las ligas.

En efecto, tan breve fue el gobierno de S que no dio lugar a que llegaran las cartas de su mujer en las que su ambición soñaba el cambio de vida de la mujer de un gobernador. S se complace al comprobar que el regalo de las bellotas de Teresa fue posterior al nombramiento de gobernador, por lo tanto no puede haber sospechas de enriquecimiento en su salida del cargo.

Bien pertrechados, previamente despedidos de los anfitriones, amo y escudero se disponen a partir. S recibe doscientos escudos de oro del mayordomo: "el triste precio de las burlas, el salario de los juglares" como lo llama Don Miguel de Unamuno.

Altisidora los detiene y les dedica un poema de lamentos, maldiciones y acusaciones de mal caballero. Despechada por la indiferencia y abandono del hidalgo le acusa de llevarse tres gorros de dormir, unas ligas y dos mil suspiros. Le desea una serie de males que entrarían a formar parte de cualquier antología de maldiciones. Destacan entre otras: Dulcinea que siga encantada. Las aventuras que sean desventuras. Las firmezas, olvidos. Los pasatiempos, sueños. Que su falsedad sea famosa en el orbe conocido. La ruina en la baraja y la más dura de todas: "Quédente los raigones si te sacasen las muelas".

El duque le desafía a combate mortal si no devuelve lo que no es suyo. D Q puede devolver los tocadores, pero no las ligas que no tiene. Sugiere que la doncella mire en sus escondrijos. Pide licencia para marchar, algo que concede la duquesa para evitar más corazones rotos de doncellas. Altisidora pide perdón pues las lleva puestas. S se muestra satisfecho por la resolución del asunto y salir indemne del conflicto: desnudo, pero con doscientos escudos en la faltriquera.

Por fin salen DQ y S del castillo, enderezando su camino a Zaragoza.

1843-Pforzheim-Finck

Este comentario pertenece al grupo de lectura del Quijote que coordina y dirige desde La Acequia el profesor D. Pedro Ojeda Escudero. En este momento estoy sin Internet en casa por obras, seguiré haciendo los resúmenes del Quijote y subiéndolos cuando pueda, pero no podré comentar en los vuestros. Cuando esto termine, esperemos que todo pueda volver a la normalidad.

jueves, 1 de julio de 2010

El amor, ese ceguezuelo.

"Señor, ¿esta batalla no se hace porque yo me case, o no me case, con aquella señora?"
Gerardo Trives

Bien dice Cervantes en el título “nunca vista batalla”, porque el relato trata de un torneo que nunca se celebró debido a la rendición de Tosilos, contendiente de DQ, herido por el rayo del amor inesperado y repentino cuando todos esperábamos un nuevo apaleamiento del hidalgo.

La acción transcurre en una campa a las afueras del castillo, preparada para la ocasión del desafío. El verdadero protagonista del capítulo es el narrador que ocupa gran parte del relato. A pesar de que DQ es uno de los contendientes, sólo tiene dos breves intervenciones: la primera para declararse liberado de su compromiso, una vez resuelto el conflicto con el enamoramiento de Tosilos que conlleva su rendición. Una segunda y última, para achacar a los encantadores el cambio de rostro del pretendiente y aconsejarle casamiento. Este narrador nos cuenta los preparativos del torneo haciendo especial hincapié en evitar el daño a DQ. También remata el capítulo con una conclusión o resumen lamentándose de que: “los más quedaron tristes y melancólicos de ver que no se habían hecho pedazos los tan esperados combatientes”. Asimismo, nos presenta a la dueña Rodríguez como la verdadera vencedora del desenlace del torneo, consiguiendo promesa de casamiento para su hija.

"cuando estuvo mirando a su enemiga, le pareció la más hermosa mujer que había visto en toda su vida"
1989-Mainz-Krahenwinkel

Don Miguel de Unamuno considera que el inesperado desenlace del conflicto, provocado por el súbito enamoramiento de Tosilos, representa la aventura de DQ con un final más feliz precisamente por no intervenir encantadores en la resolución. Expresa su satisfacción de que su “protegida” dueña consiga promesa de casamiento. Le gusta que la dueña vaya de veras en un entorno de burlas: "He aquí cómo entre tantos burladores la simple, la boba, la sincera Doña Rodríguez logró poner a su desdoncellada hija a punto de casarse, gracias a Don Quijote. Pues siempre ocurre que quien con pureza de intención y de veras y no en burlas acude a Don Quijote, sin burlarse de él, consigue su propósito."

La llegada del mayordomo contando el desempeño de S en la ínsula, junto con el miedo del gobernador cesante durante el ataque y el añadido de la caída en la sima, supuso la renovación del ánimo de los duques para seguir con la burla.

"yo me doy por vencido y que quiero casarme luego con aquella señora"
1905-1908Madrid


Se llegó el temeroso día de la batalla. Bien advertido Tosilos de que los duques no querían derramamiento de sangre en el castillo, le quitaron los hierros a las lanzas para que la batalla fuera incruenta. Mucha gente en los tendidos.

Se detiene Cide en describirnos a Tosilos “encambronado” (erguido), sobre un caballo percherón con una arroba de lana en cada pata.

"advertido que en ninguna manera le matase, sino que procurase huir el primer encuentro por escusar el peligro de su muerte"
1847-Paris-Maresq

El planteamiento de la batalla es paródico y equívoco: si gana el lacayo, pierde la dama de sus amores. El conflicto se resuelve no como se había planteado; a través de la violencia del combate sino con la aparición del amor, “niño ceguezuelo” que le hizo ver al contendiente de DQ la mujer más hermosa del mundo. Cuando ya el hidalgo había lanzado a Rocinante al galope contra Tosilos, éste admite haberse enamorado, por lo tanto se da por vencido ganando la dama, para desesperación del duque que esperaba recoger los despojos de DQ. El enfado pronto tornó en carcajada al ver y oír la reacción de las damas al descubrirse que todo había sido un engaño y que el pretendido caballero no era más que el lacayo Tosilos. El duque propone encerrar quince días de comprobación de autenticidad de rostro al disfrazado. La hija y pretendida resuelve el conflicto admitiendo el pretendiente: “que más quiero ser mujer legítima de un lacayo que no amiga y burlada de un caballero.”

Con el sabor agridulce del desenlace del torneo, acompañamos a la comitiva de regreso al castillo a esperar las nuevas aventuras que el devenir tenga a bien depararnos.

"A todo el correr que permitía Rocinante, partió contra su enemigo"
1938-Paris-Secretaire

Este comentario pertenece al grupo de lectura del Quijote que coordina y dirige desde La Acequia el profesor D. Pedro Ojeda Escudero.